Formación de porteros en Sudáfrica

Durante esta última semana en Sudáfrica pasé por una experiencia imposible de olvidar. Para quien me conoce sabe perfectamente que adoro el hockey patines, y conocer una realidad nueva de este deporte, con sus virtudes y sus defectos, es un aspecto esencial en mi vida dentro del deporte, si además esta experiencia me permite conocer un país lejano, aún lo es más. Mi vuelta a casa tiene una extraña combinación de alegría y tristeza, sin duda la alegría de haber formado parte durante una semana del hockey sudafricano, conociendo gente maravillosa con una enorme voluntad de trabajar para nuestro deporte, una dedicación muy diferente a la que nosotros estamos acostumbrados, con un grande esfuerzo en intentar mantener vivo el hockey patines en lugares con falta de tradición, formación, instalaciones e infraestructuras. La tristeza de mi vuelta a casa se explica por qué lo visto estos días llego a la conclusión que difícilmente el hockey patines va a existir en este país dentro de unos pocos años. No hay infraestructuras para la práctica del hockey, no hay ayuda de las instituciones del país y el acceso al material de hockey es demasiado costoso, esto tiene la consecuencia que cada vez hay menos practicantes y personas implicadas en el hockey. El problema es que lo que pasa en Sudáfrica no es un hecho aislado y cada vez más estamos perdiendo países que practiquen el hockey patines. La verdad que mientras quede algo de hockey en estos países es importante intentar salvarlo porqué cuando ya no quede hockey nunca más se va a reactivar. Solo deseo que los organismos federativos internacionales y de las grandes federaciones analicen seriamente la situación del hockey patín actual y se pongan a trabajar de forma urgente.

Con todo esto solo me queda dar las gracias al equipo sudafricano de hockey patines por su recibimiento estos días, a los porteros con quién he compartido el trabajo esta semana por su enorme disposición y a todas las personas que aún tienen esperanza en que el hockey patines sea una realidad, de forma muy especial a Candy da Silva y su familia y a Joaquim Coimbra.